Estaba tomando unas cervezas con Miguel Gutiérrez. El chico a veces se le iba la mirada, pero no por mareado. Estaba reflexivo pues pronto dejará la capital. Se trasladará la próxima semana a Arequipa. No se trata de un viaje de placer. Fue designado nuevo fotógrafo de La República en la Ciudad Blanca. Corresponsal será el flaco.

Teniendo como marco musical un tango de Gardel gracias a los dedos de Whitman, el pianista del Munich (uno de los mejores lugares para beber y conversar en el Centro de Lima), Gutiérrez, por momentos emocionado, empezó a señalar que extrañará a tutilimundi.

Me gusta hacer emanar los sentimientos de las personas. Jugando con las palabras y con el ambiente a mi favor, logré brotar un par de lágrimas del señor y una dama cuya presencia disfrutamos esa noche.

La colega Cynthia Campos no podía creer que su mejor amigo se iba. Yo más lacrimógeno, elegantemente les hice recordar su distanciamiento. El resultado fue el deseado. Ambos se limpiaban los ojos y no era por legaña. No hice esto por maldad. Al contrario, evidencié el cariño entre ambos.

Escuchamos poemas de Javier Heraud, llegamos posteriormente al Valentino y terminamos la jornada con un pollo a la brasa en el Beguis de Colmena, a unos pasos de la Plaza San Martín. Sin embargo, Miguel me dio un consejo. Dirigiéndose a mi persona, me dijo: "El vino del Munich es una mierda. Mejor métanse ahí una chela heladita o un chilcano".

Creo que quiso decir "tómense". En fin, esa fue la frase rescatable de la noche. Y con esa afirmación, el señor Gutiérrez se irá a Arequipa. Buena suerte mi estimado.